
El Paraje Beladrich es una hermosa postal del campo bonaerense: tradición, historia y gastronomía. Te invitamos a conocerlo:
Para acceder al paraje Beladrich desde Capital Federal o sus alrededores, se debe tomar la Ruta Nacional Nº 8 hasta la localidad de Capitán Sarmiento. Desde allí, se gira hacia la derecha para continuar por un tramo asfaltado de aproximadamente 10 kilómetros, el cual luego da paso a un camino de tierra de 12 kilómetros, en bastante buen estado.
Lo que más llama la atención de este camino es un puente de metal muy antiguo. Es el Puente Andrade, considerado «la frontera» entre 3 distritos: Arrecifes, San Pedro, y Capitán Sarmiento. La estructura actual provino de Inglaterra, y se inauguró en 1926.
Por debajo del puente tenemos el Río Arrecifes, utilizado por los vecinos de la zona para pasar el día y pescar. Si bien el puente de metal es posterior, por este mismo lugar han pasado personas importantes de la historia.
En la década de 1830, Charles Darwin pasó por la zona durante su viaje alrededor del mundo. Luego, el 5 de agosto de 1840, pasó el General Juan Lavalle con su ejercito con la idea de derrocar a Juan Manuel de Rosas.
Más cercano en el tiempo han pasado Grandes Premios del Turismo Carretera entre 1914 y 1922. Se habla también de que en algún momento de su historia existió, en dicho paso, un sistema primitivo de peaje, que se realizaba a caballo con cueros de vaca.

A poco más de 3 kilómetros del puente se llega al Paraje Beladrich, en el partido de San Pedro, ciudad que se ubica a 40 kilómetros, aproximadamente. De Capital Federal son 170 kilómetros y de La Plata 227.
Vamos con un poco de su historia: En un cruce de caminos Andrés Beladrich, a principios del siglo XX, construyó un almacén de ramos generales, que en un principio fue de adobe y chapa hasta que luego se reconstruyó en material.
Era un lugar muy concurrido y con mucha vida social. Se cuenta que en su salón Florencio Molina Campos pintó obras mientras Segundo Ramírez, el hombre que inspiró a Ricardo Güiraldes para crear al legendario Don Segundo Sombra, apoyaba su codo en el mostrador para tomar aguardiente, la bebida de mayor consumo en las pulperías.
En una de sus paredes hay una imagen que menciona que el general José de San Martín paró allí mientras llevaba a cabo su proeza libertadora.
A su lado se encuentra el Club Universal, una cancha de bochas y más alejada la escuelita N°28, la cual nos fascinó por su arquitectura.
Con el pasar del tiempo fue teniendo peores y mejores épocas. Hace poco más de dos meses una familia volvió a darle una impronta familiar con comida casera. Nosotros disfrutamos empanadas de carne fritas y una picada de salame y queso. También había asado y flan de postre. Acá se morfa tranquilo y sin apuro. La señal de celular es escasa y eso permite la desconexión del mundo digital, aunque el lugar tiene wifi.
Te invitamos a ver nuestro video en Youtube donde te mostramos un poco de este bello lugar:

